Sobre el
tinto de sus ojos escondía las noches perdidas; en la tibia nevera, los caminos
muertos.
Buscaba
inmóvil los hechos del relato en el fondo de una lámpara
y ahogado en
el bar de la memoria tomaba su día errático, confuso:
colibrí de
vientos de colores,
estampida
entre los dedos.
LIGEIA2011
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