farsante en esta historia de conjuros
y pequeño en la boca
de los que tienen hambre.
La piel quitó el grito de la mañana,
rufián de calaveras exaltadas
y atrevido en la
espalda de los que pasan frío.
Entre las calles sonó la orquesta.
Saltamontes a la vera de los supermercados
y reptiles de los suelos ajenos, sucios, descalzos.
Abrazados a la tierra, escondidos en ella.
LIGEIA 2012