martes, 31 de julio de 2012

EXTRAÑO



Las zapatillas colgaban del tendedero desde hacía días. Elena las observaba por la ventana de la cocina mientras hervía agua para el mediodía. Los floreros habían sido colocados antes de que ella llegara. Tomó una de las sillas y comenzó a pintarla con desinterés –le disgustaba tener que colocar el nombre de cada invitado nuevo diariamente-. La olla comenzó a borbotear con la fruta adentro, despidiendo una ráfaga dulzona. Los vidrios se empañaron, pero las zapatillas aún se distinguían. Pasó el pincel detalladamente y vio como cedía a las imperfecciones de la madera, como el líquido se derramaba en la grieta de un nombre anterior. Cuando hubo terminado, selló con barniz la silla y apagó la hornalla. Sus uñas, con restos de pintura, deberían ser cortadas. Colocó la fruta dentro del jarrón principal. Miró, antes de irse, por última vez las zapatillas que mañanas serían otras, igual de anónimas.

            LIGEIA 2012

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